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Un reto para nuestra sociedad

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¿Cómo conciliar educando en competencias relacionales y valores humanistas y en contenidos y conocimientos técnicos?

Los que dedicamos nuestra vida y profesión al desarrollo de personas, equipos y organizaciones, vivimos nuestros proyectos en las empresas, subsanando el impacto y las consecuencias de las políticas y programas de educación que hemos recibido desde nuestra tierna infancia hasta la práctica profesional.

En el caso de la educación primaria y secundaria, el modelo actual no solo pone el énfasis en la transferencia de conocimientos a los alumnos, sino en la incorporación en la clase de la educación de competencias asociadas a las inteligencias múltiples, la inteligencia emocional, las habilidades sociales, el trabajo en equipo, etc. Y se observa que este enfoque es llevado a cabo por profesionales de la educación con un alto nivel de vocación y compromiso por educar a los niños para que saquen lo mejor de si mismos y estén preparados para su camino evolutivo a futuros adultos.

Este enfoque híbrido, conocimientos y habilidades, diría que empieza a cambiar con foco hacia la adquisición de conocimientos y habilidades cognitivas asociadas con los mismos, algo que se hace mucho más evidente en la fase de Bachillerato, Formación Profesional o Estudios Universitarios. Es entonces donde el foco del alumno está más en conseguir el nivel de conocimientos necesarios según el plan definido para cada estudio para tener la nota que constata que los tienes, y donde se deja de lado todo aquello relacionado con el desarrollo de habilidades del hemisferio derecho, las habilidades sociales del trabajo en equipo, la capacidad de liderazgo propio y sobre los demás, la creatividad e innovación, la consciencia, pensamiento estratégico y los valores en acción, etc. .

Anotar aquí la sorpresa ante la increíble decisión política de apartar la Filosofía, fuente de meta-habilidades imprescindible para cualquier ser humano en evolución, y de gran utilidad en esta etapa educativa de la psique del adolescente.

Y como en un guión de película, constatamos»algunos años después», que en el capital humano de las organizaciones echamos a faltar las habilidades y competencias en liderazgo de equipos y organizaciones, en la dirección de situaciones complejas y caóticas en la que la empresa pudiese estar inmersa. Vemos por ejemplo, todavía vigentes, cursos de liderazgo tratados desde un enfoque convencional, abordando las habilidades y competencias como un proceso reglado de definición de conocimientos y procedimientos y no de experiencias y aprendizaje de habilidades y competencias.

En la actualidad hablamos del valor de la mente creativa, de las capacidades de trabajo colaborativo, del poder de la intuición, del design thinking, de los niveles de conciencia en la dirección, de cultura y valores, de las organizaciones «turquesa», etc.

Interesante el caso donde se sitúan las reflexiones y debates sobre la Inteligencia Artificial e Inteligencia Aumentada, que deben integrar la ética, la filosofía y otras ramas humanísticas que tienen bastante que ver con la educación de principios, capacidad reflexiva, diseño de creencias y definición de paradigmas.

Resumiendo con riesgo de simplificar en exceso, tenemos un diseño de programa educativo que se basa en el desarrollo del potencial humano de la persona, y que actúa desde la infancia hasta la adolescencia, y a partir de ese momento el sistema educativo adopta una mirada de especialización técnica y de conocimientos, propia de la evolución de enfoques gremiales del pasado, que olvida con celeridad el foco en el desarrollo de las habilidades y valores humanos. Y asistimos impasibles a denominar «Universidad» a un organismo hiper estructurado por especialidades, en el que apenas existe la idea de «universalidad» en el individuo con la que fue creada.

Es por eso que me pregunto por qué tenemos que dejar de dedicar esfuerzos en la educación de estas habilidades para sólo enfocarnos en adquirir conocimientos especialistas (necesarios pero no suficientes para un desarrollo integral del ser adulto, y por ende de nuestra civilización). Entiendo que el reto es grande pues los sistemas de evaluación, evalúan solo conocimientos y dejan de lado el tema de dichas competencias, y de forma coherente los que imparten las clases se les exige en primer lugar ser licenciados especialistas en las materias que enseñan, y haber seguido un curso de adaptación pedagógica. Y cuando existe un dilema, la solución es encontrar un nuevo paradigma que integre las dos miradas, la que los planes educativos aborden la educación en competencias del ser humano y en valores, y la de conocimientos, todo un gran reto, y mientras tanto desear que los profesionales expertos en materias, integren el uso de las habilidades y competencias antes mencionadas en las aulas.

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