Observar y comprender colectivamente la realidad
Ya mencionamos en el artículo “El pensamiento estratégico, clave para convivir con éxito en un mundo robotizado” (publicado últimamente en este blog) la importancia de la cadena “pensar-planificar-actuar”. Seguramente simplificamos (quizás al extremo) al describir cómo “pensar” en dos etapas las diferentes acciones que se incluyen en el proceso de: observar, percibir, detectar, evaluar, cuestionar analizar, comprender, explicar, decidir, visionar, definir propósito, focos, metas y objetivos.
- La etapa de observación y comprensión de los hechos que conforman la realidad en la que estamos poniendo foco a nuestro proceso de pensamiento estratégico.
- La etapa de conclusión y alineación ( conexión con el propósito, alineación con visión y definición de misiones, metas objetivos ).
«A system is a set of related components that work together in a particular environment perform whatever functions are required to achieve the system’s objective.»
Donella Meadows
En esta ocasión queremos abordar algunos de los elementos claves de esta importante etapa de observación y comprensión, en la que se describe el contexto de nuestras acciones, reflexiones y decisiones, y que la experiencia indica que es donde más frecuentemente se dan altos niveles de confrontación y conflicto a nivel colectivo por lo diverso de nuestra capacidad de percibir y tratar la información externa.
La calidad y naturaleza de lo observable
La realidad se presenta y expresa de diferentes formas, algunas fáciles de ser observadas y comprendidas para la mayoría de observadores. En aquellas situaciones de baja complicación y complejidad, terreno de hechos concretos y específicos, por ello que se pueden compartir y consensuar más fácilmente a nivel colectivo. Este es el terreno de la evaluación de indicadores de negocio, de la auditoria, de la descripción pormenorizada y de gran claridad con mínimo nivel de duda de la validez de lo que se observa. Son elementos que se pueden clasificar y tipificar y que no ofrecen grandes problemas ni de observación, ni de comprensión colectiva (terreno diferente sería el de las consecuencias y decisiones).
En otras ocasiones, la realidad, o no es fácilmente observable por los sentidos (excepto que se disponga de la capacidad entrenada para ello: los esquimales distinguen más calidades de nieve que los que no vivimos en zonas nevadas), o difícilmente comprensible (lo que ocurre a menudo en todas aquellas situaciones creadas por las relaciones y actividades humanas, donde lo sutil no es evidente, y la complejidad alta). Aparecen por ello infinidad de herramientas y métodos que nos ayudan a medir, evaluar y diagnosticar lo que nuestras mentes y sentidos no observan de forma espontanea y directa.
También se presentan situaciones que esconden información, que es indetectable e imposible de ser comprendida por el ser humano sin ayuda (campo éste abonado para los algoritmos de detección y análisis accionados en maquinas con alto nivel de cálculo y computación: Big data y Data analytics).
Si la realidad se considera como si fuese un sistema, añadimos para observarla y comprenderla una capacidad de visión y comprensión sistémica, algo que se presenta poco desarrollado en los programas de formación y desarrollo directivo.
En esta ocasión se aprecia el gran valor de los modelos o estructuras (systems modeling, systems thinking) que permiten identificar, clasificar, comprender, las situaciones más frecuentes de un sistema.
El rol del observador/observadores
Como humanos, nuestros sentidos y nuestra capacidad mental son limitados en la observación y comprensión de la realidad. El mapa no es el territorio.
Y para hacerlo todavía más difícil, en una situación dada, colectivamente no todos tenemos la misma capacidad de “ver lo mismo” y detectar todo lo que es observable, lo que significa un gran reto.
La intención de lo que deseamos “ver”, tiene también un gran impacto en lo que vamos a detectar de una realidad, algo que depende de todas las múltiples razones que puedan estar actuando consciente o inconsciente en el observador.
Es por ello que desarrollar nuestra capacidad de observar, de “ver con ojos claros”, y con la mínima influencia de nuestros filtros (pre-juicios, creencias, generalizaciones, inferencias, simplificaciones) aparece como de vital importancia para llegar a un consenso en la comprensión de los hechos/realidad. Es éste el reto de construir un mapa compartido que sea aceptado por el colectivo de personas que observa la misma realidad. Por propia experiencia o experiencia ajena, sabemos lo difícil que es consensuar un mapa de lo observable, sin haber entrado todavía en la fase de reflexionar sobre a que nos lleva a decidir lo observado.
Esto hace que en las organizaciones que apoyan la diversidad, y aprecian como altamente positivo el construir mapas colectivos de la realidad, tendrán como habilidad de sus personas la voluntad individual de aportar su particular visión sobre cualquier tema y estar al mismo tiempo abierto a cuestionar su comprensión y aceptar la que se construya finalmente.
Esta es una habilidad que las personas de las organizaciones estamos aprendiendo, y que nos lleva a aumentar nuestra inteligencia social. Es aquí donde aparecen como importantes el saber «dialogar apreciativamente», «mantener conversaciones constructivas», confrontar ideas sin crear conflictos de «quién tiene la razón», etc. Y disponemos de un número importante de modelos y herramientas para los system thinkers, como las que mencionaba Peter Semge (escalera de inferencias, niveles lógicos, etc.).