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La riqueza acumulada

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¿No creéis que son unos buenos momentos para disfrutar de las buenas cosechas del pasado, en estos momentos de penuria  económica? El tsunami de la codicia pone a prueba la generosidad que habita en nosotros.

Según los informes de evolución de la riqueza, el planeta amasa cada año más fortuna en forma de dinero y posesiones patrimoniales y lo coloca en manos de todo tipo de persones e instituciones. Sin embargo como humanidad, no conseguimos todavía que la riqueza generada se mueva más rápida que la desgracia generada por la pobreza, que creamos al mismo tiempo.

No es que nos debamos poner a llorar por esto,  creo que debemos ser conscientes de este hecho como paso necesario, pero no suficiente para reconocerlo.

En esta parte del mundo, las corrientes basadas en optimizar el beneficio de lo económico, no integran en su ecuación la existencia de una riqueza acumulada, que se convierte en intocable y en la gran ausente en la búsqueda de fuentes para volver a crear riqueza.

El efecto sobre la sociedad es perverso, si además contemplamos cómo la riqueza atesorada, desea preservar de forma casi febril a riesgo cero su eternidad.

Cuando más generosidad necesitamos, menos confianza tiene el capital para ponerse al servicio del bien común (por ejemplo, crear empleo) y más oportunidades  aparecen para que el que posee excedentes de capital, invierta motivado para generar más beneficios a riesgo nulo. Un ejercicio pues de codicia sin límites y de baja sensibilidad por nuestra comunidad humana.

Mientras tanto, no hablamos para nada del patrimonio que hemos atesorado, logrado con esfuerzo y sudor, y por ello respetable y encomiable. Es gracias a ese patrimonio que podríamos emprender sueños y proyectos, llevados por la ilusión de generar beneficios para todos los actores sociales involucrados.

Este patrimonio acumulado existe en casi todos los niveles de la sociedad, y sino que se lo digan a nuestros benditos ancianos que tanto nos están ayudando en estos momentos de penuria económica. Se trata del patrimonio que nos ayudaría a reinventarnos para emprender, aquí o donde sea. Sin embargo “de eso no hablamos” y seguimos esperando que el maná baje del cielo.

El espíritu de la codicia está muy lejos de la esencia del capitalismo generativo, donde las inversiones de capital van unidas a un proyecto de progreso con impacto en las vidas de los demás.

Los “enfermos del patrimonio” sueñan, no con ser parte de la historia de la humanidad como generadores de prosperidad, sino como faraones que se llevarán todo lo conservado en esta vida a la siguiente en una locura que parece no tiene fin.

Los “espíritus emprendedores” aprovechan sus recursos – tangibles e intangibles – para crear riqueza y prosperidad en su comunidad.

Programa de la BBC, donde Hans Rosling nos presenta de manera gráfica:

«200 Countries, 200 Years, 4 Minutes – The Joy of Stats -« V.O.

Comment(2)

  1. Muy bueno Juan Carlos,

    Curiosa la entrada Inspirada, si no recuerdo mal, en tu visita a Valencia.

    Quizás la prudencia, los miedos y desconfianzas, impiden aflorar las «riquezas» de quienes han sido capaces de generarlas en años de bonanza.

    Por otra parte es lícito que quien la supo hacer, ahora se la reserve y como mucho, la comparta con sus seres más cercanos y que ahora necesitan de ella.

    Todos somos conscientes de la situación crítica actual, pero otros también pensamos, que aun siendo difícil para muchas familias, no lo es tanto para muchas otras.

    Lo más coherente es pensar que la situación actual puede convertirse en habitual y que lo de antes fue un ciclo o una circunstancia puntual.

    Siendo conocedores de donde estamos, sabremos perfectamente donde ir y sobre todo cómo hacerlo, sin esperar a que nadie nos marque el camino.

    La vida del «percebeiro» es dura, arriesgada,… , pero él sabe perfectamente lo que hace, cómo lo hace y lo que es más importante, por qué lo hace.

    Un abrazo.

    1. Nada que objetar a que nuestro amado cerebro reptiliniano nos defienda…La supervivencia es una necesidad inherente a la que el Ego le debe prestar su atencion equlibrada. Y digo equilibrada ,pues ahi es donde reside el fino dialogo entre la prudencia y la ,digamos, temeridad. Comprendo lo que dices, tambien es verdad que en los momentos de escasez o sensacion de la msma, es cuando aparece lo mejor de nosotros, e incluimos en nuestros actos la conciencia de que el sobrevivir tiene tambien dosis de supervivir…,algo que nos hace mas trascendentes y alimenta de otra forma.
      Mi reflexion va dirigida sobre todo para los que amasan, recopilan, con alta dosis de apego al mantener y a veces desde una especie de paranoia incontrolable, y que se les brinda la oportunidad de vivirlo diferente.

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